Riesgos de la cocaína

La adicción a la cocaína es uno de los principales problemas surgidos a raíz de su consumo a medio y largo plazo. Aparte de otros de índole física y psicológica, ya que esta actúa modificando los circuitos responsables de la gratificación y el placer, de modo que los consumidores habituales dejan paulatinamente de experimentar placer de forma natural (con el sexo, la comida…), de ahí que esta sustancia sea tan adictiva.

Se ha comprobado que incluso un consumo no diario, y en pequeñas cantidades produce en el cerebro ciertas dosis de tolerancia y signos de adicción. De esta forma en los consumidores de fin de semana se puede observar cierta tendencia a creer que se tiene el control y a que no perciban el problema. Está comprobado también que su consumo mezclado con alcohol es lo que el organismo genera como etinol de cocaína y cuyos efectos tóxicos y en el cerebro son aún más perjudiciales.

A medio y largo plazo, los conflictos que desencadena el consumo de cocaína son problemas del funcionamiento del cerebro que se pueden manifestar en trastornos psíquicos como ideas paranoides (de persecución, de grandeza) o depreseión, y desencadenar cuadros de esquizofrenia y psicosis, así como problemas en el aparato circulatorio, respiratorio, y a nivel neurológico y gastrointestinal.

El llamado efecto rebote producido por la supresión del cosumo puede dar lugar a irritabilidad, somnolencia, depresión etc.

Algunas de las cosecuencias de su consumo son:

  • Adicción
  • Alteraciones cardiovasculares y neurológicas: infarto de miocardio, hemorragias cerebrales y trombosis cerebrales.
  • Alteraciones del estado de ánimo: irritabilidad, ansiedad, depresión, cambios bruscos de humor, agresividad…
  • Insomnio
  • Impotencia, infertilidad, problemas menstruales
  • Paranoia
  • Psicosis y alucinaciones

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