Una peculiaridad de esta sustancia es la mínima cantidad que es suficiente para ser activa en el organismo. Mientras que la mayoría de sustancias se cuantifican en miligramos, el LSD se hace en microgramos, y con una media entre 50 y 75 ya sería sufieciente para experimentar sus efectos.
Sin embargo siempre depende de la cantidad ingerida, las expectativas generadas, la personalidad y las circunstancias personales y contextuales de quien lo toma, su estado de ánimo… y con todo el resultado será siempre impredecible.
Los primeros efectos aparecen entre los 30 y 40 minutos siguientes a la toma, y desparecen a las 8 horas aproximadamente de forma paulatina. Estos pueden ser desde sensaciones plenamente gratas hasta estados absolutamente indeseables (mal viaje). Los efectos alucinógenos se pueden describir en general como:
- Agudeza sensorial, los colores se ven más brillantes, da la sensación de escuchar sonidos apenas perceptibles y posibilidad de «ver los sonidos», así como la música.
- Experiencias místicas y de unión hacia los demás, profundo sentimiento de alegría y paz.
- Se altera la percepción de uno mismo y de las distancias.
- Dificultad para mantener la concentración y el orden de pensamientos, así como el de la memoria.
- Reducción de la percepción del dolor y de la capacidad de coordinación.
- Fluctuaciones del humor.
- Aumento del ritmo cardiaco, de la temperatura corporal y de la tensión arterial.
- Sudoración, inapetencia, rubor facial, sequedad de boca, somnolencia, dilatación de pupilas.
- Fotofobia.
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